viernes, 22 de enero de 2010

Meditación, alternativa para descansar la mente asediada



Práctica de meditación

Una alternativa posible para descansar la mente asediada.


Algunas personas perciben con claridad que sus mentes se encuentran asediadas por estímulos y pensamientos. Esta percepción las sobrecarga y las angustia porque sienten que se desequilibran física, emocional y mentalmente.

Unos minutos de silencio en un estado meditativo es para la mente lo que una buena ducha es para el cuerpo cansado, después del trabajo cotidiano.

Existen valiosos textos milenarios y también contemporáneos acerca de la meditación y de las técnicas  para practicarla. Sin embargo, así como el sabor de lo ácido sólo se conoce al morder un limón, el valor de la meditación sólo puede percibirse al practicarla.

La tecnología nos ofrece hoy la posibilidad de estar informados casi en el momento en que se producen los hechos. Los modernos medios de comunicación nos transmiten de inmediato lo que sucede en el cualquier parte del mundo, estimulando incesantemente nuestra percepción. Además de la televisión, la computadora y la radio, la mayoría de nuestras prácticas nos relacionan con un entorno pleno de estímulos. Algunos los elegimos, muchos son subliminales, otros están en nuestro medio. El resultado es que inmersos cotidianamente en esa marea, no nos queda tiempo para dedicarnos al descanso mental.

Tampoco tenemos el hábito cultural de quedarnos en silencio unos minutos al día, sin libros,  sin música, sin cuentas, sin clases, sin trabajo, sólo en silencio, con nosotros mismos. Si todo sale más o menos acorde con nuestras expectativas, logramos dormir y descansar.
A veces, rendidos por el ajetreo cotidiano, dormimos, pero no descansamos. Nuestra mente está tan atiborrada de percepciones o de preocupaciones que no alcanza a procesarlas y las contracturas musculares se van sumando. Al día siguiente, nos levantamos cansados, tanto física como mentalmente, sin saber cómo hacer para darle un respiro a esa mente asediada.

Ese mismo agotamiento y falta de descanso real hace que perdemos la oportunidad de descubrir aspectos creativos, necesidades insatisfechas, caminos anhelados o simplemente estar receptivos, sin buscar nada.

Les propongo un espacio/tiempo de silencio para habituarnos a despejar la mente unos minutos durante el día. Les propongo que juntos nos sentemos en calma, con el cuerpo presente y la atención en la respiración natural. Nadie puede enseñar a meditar porque es una práctica subjetiva. Pero lo que sí podemos hacer es crear las mejores condiciones posibles para lograr meditar.

La meditación  no es una práctica cultural tradicional en Occidente. Aún nos parece exótica, rara. Sin embargo, estudios científicos prueban que la meditación es una práctica de prevención para la salud que equilibra el sistema nervioso, regula el metabolismo y previene las consecuencias del tan temido estrés.

Se trata de tan sólo sentarse, sin buscar nada.  

¿Es posible?
Si, es posible si incorporamos el rol de testigos de nuestros pensamientos. Si  nos detenemos unos minutos, podremos darnos cuenta de que es posible observar lo que sucede en nuestra mente como si estuviésemos viendo una película en un cine.
¿Es posible?
Existe una sola manera de responder a esta pregunta: llevar esta idea a la práctica, sin creer en nada que no podamos experimentar por nosotros mismos.

Podemos comenzar juntos, en un pequeño grupo, o solos, pero guiados por una profesional que desde hace 30 años se sienta en silencio sola y junto a sus alumnos de yoga.

Y cuando pasen y pasen los pensamientos, en esos descansos entre las ideas, puede ser que aparezca algo… Un espacio, un tiempo, el cuerpo respirando, una práctica y lo que sea que descubramos en ella.


No se trata de buscar algo, sino de dejar que los pensamientos fluyan como las corrientes de un arroyo. Si hubo tormenta, habrá mucho agua. Si hubo extremos, habrá tensión entre esos extremos. Si algo se estancó, habrá obstáculos que sortear para dejar que el agua transcurra sin presión, que se limpie el arroyo, que fluya. Así puede ser que descubramos piedras preciosas, al ver a través de la transparencia del agua clara y calma que fluye sola. 
La tecnología nos ofrece hoy la posibilidad de estar informados casi en el momento en que se producen los hechos. Los modernos medios de comunicación nos transmiten de inmediato lo que sucede en el cualquier parte del mundo, estimulando incesantemente nuestra percepción. Además de la televisión, la computadora y la radio, la mayoría de nuestras prácticas nos relacionan con un entorno pleno de estímulos. Algunos los elegimos, muchos son subliminales, otros están en nuestro medio. El resultado es que
estando inmersos cotidianamente en esa marea, no nos queda tiempo para dedicarnos al descanso mental.

Tampoco tenemos el hábito cultural de quedarnos en silencio unos minutos al día, sin libros, sin música, sin cuentas, sin clases, sin trabajo, sólo en silencio, con nosotros mismos. Si todo sale más o menos acorde con nuestras expectativas, logramos dormir.
Sin embargo, a veces dormimos porque caemos rendidos por el ajetreo cotidiano, pero no descansamos. Nuestra mente está tan atiborrada de percepciones o de preocupaciones que no alcanza a procesarlas y las contracturas musculares se van sumando. Al día siguiente, nos levantamos cansados, tanto física como mentalmente, sin saber cómo hacer para darle un respiro a esa mente asediada.

Ese mismo agotamiento y la falta de un descanso real hace que perdamos la oportunidad de descubrir aspectos creativos, necesidades insatisfechas, caminos anhelados o simplemente estar receptivos.

Les propongo un espacio/tiempo de silencio para habituarnos a despejar la mente durante unos minutos al día. Les propongo que juntos nos sentemos en calma, sintiendo nuestro cuerpo y concentrándonos en la respiración natural. Nadie puede enseñar a meditar porque es una práctica subjetiva. Pero lo que sí podemos hacer es crear las mejores condiciones posibles para lograr meditar.

La meditación no es una práctica cultural tradicional en Occidente. Aún nos parece exótica, rara. Sin embargo, estudios científicos prueban que la meditación es una práctica preventiva para la salud que equilibra el sistema nervioso, regula el metabolismo y previene las consecuencias del tan temido estrés.

¿Es posible?
Sí, es posible llegar a meditar si logramos ser testigos de nuestros pensamientos. Si nos detenemos unos minutos, podremos darnos cuenta de que es posible observar lo que sucede en nuestra mente como si estuviésemos viendo una película.

En otras palabras, existe una sola manera de responder a esta pregunta: llevar esta idea a la práctica. Y para ello les ofrezco mi experiencia profesional de más de 25 años de trabajar con alumnos de yoga, ya sea creando un pequeño grupo o en sesiones individuales.

Se trata de crear un espacio para dejar que los pensamientos fluyan como las corrientes de un arroyo. Si hubo tormenta, habrá mucha agua. Si hubo extremos, habrá tensión entre esos extremos. Si algo se estancó habrá que resolverlo para dejar que el agua corra sin presión, que se limpie el arroyo. Así puede ser que descubramos piedras preciosas, al ver a través de la transparencia del agua clara y calma de nuestra mente.

Algunas conceptos sobre Yoga


Patañjali y los "Yoga – Sutra"


El yoga es uno de los seis sistemas filosóficos (dársána) ortodoxos de la India.
Fue fundado por Patáñjali (aprox. siglo II a C) quien recopiló la enseñanza oral ya milenaria en su famoso “Yoga – sutra “.
Patáñjali lo define como el esfuerzo metódico para lograr la perfección mediante el dominio sobre los diversos elementos, tanto físicos como psíquicos, de la naturaleza humana. La corporeidad, la voluntad activa y la actividad mental basada en la percepción deben ser sometidas a control (con el fin de la autoregulación). Patáñjali pone el acento en determinados ejercicios, cuyo objetivo es liberar al cuerpo de agitación y de impureza. Si bien tales ejercicios robustecen la vitalidad y prolongan la juventud y la vida, ello se cumple con vistas a la realización la libertad espiritual. Los ejercicios ulteriores se aplican a clarificar y tranquilizar la mente. Patáñjali prescinde de la teoría metafísica: su interés está en señalar la vía práctica hacia la Liberación por medio de una actividad disciplinada, y con este fin compuso sus “ Yoga-sutra”.
Si tomamos valores semánticos para ampliar nuestra comprensión, el término yoga nos remite a las ideas de: “juntar” (“conexión, conjunción, composición, contacto”) ; de “uncir / aparejar” (“yugo, aparejo, vehículo”); de “aplicar” (“aplicación , colocación adecuación, medio o instrumento”).
Como vía hacia el conocimiento de Dios, el yoga, en su sentido más amplio, no es un privilegio de la India: en ese sentido representa a todos los que se esfuerzan por alcanzar la experiencia fundamental de la unión - la llamada “unión mística” – trátese de chamanes indígenas o de místicos perteneciente a las religiones actuales.